Trabajar juntos en la nueva normalidad
De repente un día nos confinamos y empezamos trabajar desde casa porque no había otro remedio para este virus. Cuando comprendimos que la pausa económica iba a repercutir sobre nosotros, adaptamos nuestro hogar, liberamos la creatividad y nos declaramos dispuestos a trabajar todo lo que fuera necesario con tal de salir airosos de la crisis. El resultado es que no desconectamos y el trabajo esta presente a lo largo de todo el día en nuestras vidas.
A lo largo de estos meses, el interés habitual de proyectar el futuro pensando en el trabajo, me impuso a leer, escuchar, analizar y acomodar mis pensamientos al máximo.
La pregunta, “cómo será el Trabajo Post-Covid-19?”, me surge a diario, casi como un mal sueño recurrente, y presenta un dato insoslayable: el teletrabajo ha llegado para quedarse.
Sin embargo, hasta ahora un bajo porcentaje de trabajadores estaba preparado para resolverlo. El resto de la masa laboral o se ha detenido completamente o ha luchado en primera línea por solventar la situación sanitaria.
Queriendo sintetizar este proceso, hemos comprendido algunas cosas buenas: lo importante de los trabajos esenciales para nuestra sociedad; la necesidad de ser más humildes y comprender que formamos parte de un todo; a tener organigramas de empresas mucho más horizontales, y a ver las casas, las familias y la multiformidad del mundo y de las personas que nos rodean; a hacer el esfuerzo formativo para acercarnos al amigo tecnológico, nuestro mejor compañero durante el confinamiento.
Cuando salgamos de ésta crisis, hay cosas que ya no serán cómo antes en el mundo laboral y es responsabilidad de todos sentar estas nuevas bases desde la transparencia, la confianza y la máxima colaboración.
Se me disparan los siguientes temas de análisis y algún pronóstico del futuro incierto:
El teletrabajo:
El distanciamiento social y el teletrabajo pareciera que llegaron para quedarse. Se adoptarán como una nueva cultura social que tendrá diferentes intensidades.
Parece que el escritorio de trabajo se hubiera transportado a la oficina de casa. El espacio en el que realizamos tareas individuales y de concentración, no será necesariamente un espacio de trabajo comunitario. No parece indispensable realizar tareas en paralelo en el mismo espacio.
Estar con otros y transportarse hasta ellos implica un riesgo para la salud. Se reducirán los desplazamientos hasta la oficina y los viajes internacionales.
Esta modalidad tiene posibilidades reales de mejorar el bienestar y la productividad del trabajador, pero eso sólo ocurrirá si se trabaja en la organización, autonomía y confianza entre los equipos.
En otro sentido, surge un nuevo conflicto que tiene que ver con el reparto de las tareas de cuidado dentro de las familias. Esta es una cuestión cultural que se debe trabajar dentro del hogar y también debe ser impulsada en el plano social. Es una variable nueva que se presenta a la hora de evaluar la productividad de los trabajadores.
El espacio de homeoffice tendrá que respetar estándares de ergonomía porque probablemente las empresas tendrán responsabilidad en los accidentes laborales producidos en casa.
El desafío será el lograr combinar el trabajo flexible desde casa con la socialización en la oficina.
La comunicación:
En la última década, fuimos construyendo una segunda naturaleza con la tecnología, y el virus le ha dado el impulso definitivo. Todas las actividades humanas están siendo digitalizadas y este nuevo escenario aceleró la adopción de entornos para visualizarlo.
Teletrabajar nos hará ser más responsables, productivos y autónomos.
El trabajo a través de la tecnología nos hará ganar en internacionalización, porque podremos finalmente organizar servicios con mayor alcance y flexibilidad con equipos deslocalizados.
La digitalización nos permite nuevos sistemas de comunicación pero nos demuestra que habrá que adquirir habilidades para incorporarlos y sacarles provecho.
Pero no hay que olvidar que el contacto cara a cara es desencadenante de la confianza, de los sentimientos de equipo y en contextos virtuales hay que utilizar una espontaneidad muy planificada. En necesario encontrar la forma de sustituir los encuentros fortuitos por canales virtuales.
Se puede desarrollar la cohesión en entornos virtuales pero cambiando la formalidad por la espontaneidad y así fomentar el poder mostrar el lado humano de las personas.
La adopción de un nuevo espacio de interacción digital es necesaria: Plataformas como Teems, Workplace, etc, requerirán de que desarrollemos una gran destreza digital, que tendrá como premio recrear el espacio de encuentro perdido.
Las oficinas
La pandemia nos demuestra que las oficinas ya no pueden ser lugares donde las personas se congregan para hacer su trabajo, sino que a veces visitan para colaborar. Esto ineludiblemente implicará una reducción de la superficie de ellas.
Tal parece que habrá que rediseñarlas; redefinir la manera en la que el espacio colaborativo conserve su esencia, convirtiéndolo en un entorno confiable y seguro.
Habrá soluciones de menor densidad de población, lograr un espacio segmentado en pequeños grupos, además de contar con elementos de separación de puestos de trabajo, establecer sentidos de circulación en pasillos, como por ejemplo, el sentido horario evitando cruzarse.
Mobiliario:
Algunos predicen que se utilizarán los muebles «navaja suiza» , que se pueden modificar fácilmente para múltiples usos. Habrá más «sillas ágiles» con una superficie pequeña en la que pueda apoyar una computadora portátil durante una reunión evitando compartir una mesa.
Touchless:
Se incorporará la tecnología que evite el contacto. Accesos a ascensores y oficinas, sistemas de detección de temperatura corporal, maquinas con control por voz y soluciones ,hasta ahora consideradas superfluas, serán indispensables.
Aire acondicionado:
Otro gran tema es el de la pureza del aire. Los científicos y técnicos aún no han logrado consensuar acerca de la presencia del virus suspendido en micropartículas en el aire, pero seguro que se prestará mucha mayor atención en temas como cantidad de renovaciones horarias de aire como el filtrado y desinfección de filtros y serpentinas. Esto provocará nuevas soluciones a los sistemas de aire acondicionado y la gran mayoría quizá deba ser rediseñado. Tanto la salud física como la mental será importante.
Naturaleza:
Serán valorados los espacios exteriores y quizá los encuentros tiendan a ser en ellos. También la ventilación natural, que aparece como solución, será tomada en cuenta a la hora de elegir una locación.
Higiene:
Será indispensable conservar los buenos hábitos adquiridos durante la pandemia: distancia, higiene de escritorios, espacios, sanitarios, etc.
Y quizá, desprendiéndose de viejos paradigmas de localizaciones lujosas y centrales, las compañías logren que las oficinas se acerquen a los barrios, a la vida resuelta en la cercanía y el transporte público, que por el momento es de alto riesgo, sea algo eventual a la hora de ir a trabajar.